SUB UMBRA SUMUS El fin es solo nuestra eternidad, la indómita muerte no tiene poder sobre nosotros. La muerte es el principio. Moramos las sombrías tierras de la noche en cuyas tinieblas se recortan las siluetas de los sepulcros y palacios del pasado, por nuestras venas corre el frío de la noche antigua; vivimos en la luz muriente de los Ocasos, como un coro de aves mudas atravesamos el silencio cuando sobre el abismo el sol reposa, y se extiende nuestra sombra sobre casas muertas donde a nuestro paso se agitan los gusanos. No venimos a vencer al deslizarnos a través de cortinas que vosotros ignoráis, ni por ventanas que vuestra intención dejó abiertas. Poseéis una perniciosa debilidad a causa de vuestro enfermizo deseo por la eternidad y nos ofrecéis anhelantes vuestra carne, aunque siempre dudéis en el último instante, cuando la punzante presión os lleva hasta el borde del insondable reposo. Pero a nuestro corazón ya no le hiere la garra de ningún crimen, no tenemos concien...
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CONFESIONES DE UN FANTASMA Habito en una casa abandonada cuyas paredes luchan contra el tiempo, y mucho tiempo hace que sus últimos habitantes se marcharon. Les recuerdo vagamente, a pesar de que sus rostros se han ido borrando al igual que sus nombres. Y todo es muy confuso, no sé qué hago aquí ni entiendo por qué me han dejado solo y con extraños de rostros incompletos. No conozco a ninguno, no sé quiénes son esas figuras desdibujadas y silenciosas con las que a veces me cruzo. Pero todos son tristes, lentos e incansables a una rutina que solo ellos conocen. Desconozco si siempre estuvieron aquí o soy yo que los he olvidado, pues he olvidado demasiadas cosas. Pero no he olvidado esta casa en la que habito. Me acuerdo de cómo era antes de que se desconchasen sus muros y mostrara su declive. El recuerdo lo invocan breves imágenes que me suscitan otras, tales como la luz oblicua que se desliza por los muros cuando declina la tarde, o el destello del sol del med...
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¡NO SALGAS DEL CAMINO! Para Marcus desoír los consejos siempre fue un evangelio, admitía que las advertencias eran ciertas, su instinto sabía muy bien adonde iba cuando decidía cruzar la frontera con lo desconocido, aventurarse a ello era encontrarse con alguna versión de la muerte, pero en realidad, era precisamente eso lo que le atraía. La dureza del camino había pulido y forjado su carácter, de modo que, a mitad de este, extendió una alfombra roja y estableció un juego retórico con esa especie de diablo que llevaba en su interior, el único al que escuchaba, del único que aceptaba reflexiones; él le expresaba sus deseos, Marcus los cumplía con premura y el pago excedía siempre las expectativas. Tomó otro sendero, se desvió de aquel por el que marchan los pregoneros y aprendió a ejercer un férreo control sobre sus pasiones, disciplina indispensable si quería arbitrar entre lo que era bueno o era malo para él. Convirtió sus estigmas en virtudes y no dudó e...
EL INVITADO NO DESEADO
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P or fin se habían dormido todos y todo reposaba en silencio en un remanso de oscuridad. De vez en cuando, los crujidos de la vieja casa hacían que a la joven condesa le brincase el corazón, para segundos después caer de nuevo en el desencanto. La noche era fría. El otoño aquel año se había adelantado, y las gotas de roció que se helaban sobre los campos a ella le parecían perlas de cristal. Y le seguía esperando, pacientemente, cada noche, tras la ventana iluminada por la desvaída luz de la luna y deseando que aquella fuese, por fin, la más brillante de las noches. Pero el corazón se le rompía cada día un poco más al ver que no regresaba. Aquella noche los cristales se estremecían por el frio, y sobre el alféizar colocó una vela encendida, para indicarle el camino. Habían pasado dos semanas desde que él abandonara el mundo de los vivos. Se lo había llevado una delicada enfermedad que los separó demasiado pronto de la forma más ...
EL BOSQUE
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El bosque que trepa por la ladera de la montaña no tiene nombre ni tampoco el valle que deja a sus pies. Nadie menciona esos parajes ni hay camino hecho por el hombre que conduzca hasta ellos. Nadie se aventura en su verde profundidad donde se mueven luces extrañas y hay voces que susurran, confundiendo al viajero, que irremediablemente se pierde. Sobre el bosque flota una pátina de perversidad. Nada vive allí salvo plantas extrañas y árboles heridos que han adoptado formas repulsivas, como cadáveres contorsionados por una muerte repentina. Desde que sus raíces absorbieron la sangre que encharcó aquellas tierras, derramada en una antigua batalla, la vida en la floresta se derrama sanguinolenta. Las plantas palpitan como si un torrente sanguíneo corriera desde sus tallos hasta sus hojas, y las ramas de los árboles han crecido desmesuradamente trenzando en lo alto un techo, que ha encerrado al bosque en un recinto angustioso. Ciertamente, no es un lugar agradable para pa...
LA PLAGA
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«No sé si alguna vez existió ese mundo, flotando a la deriva en las aguas del tiempo. A menudo lo he visto con su bruma púrpura, parpadeando en el abismo de algún sueño vago.» Howard Phillips Lovecraft Durante un tiempo la ignorancia abonó el desastre. Todos siguieron con sus quehaceres y sus costumbres sin que nadie se diera cuenta de que un crepúsculo gris se cernía inclemente sobre ellos, hasta que fue demasiado tarde y acaparó todas las horas del día y de la noc...
FATUM
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FATUM Hace ya algún tiempo que me cuesta dormir; un miedo irracional transita por mi cuerpo, escarba en mi cabeza, y es tan pertinaz en su intención que ha destruido la cómoda rutina de mi vida. Cualquier ruido me altera, o mejor sería decir, que me exalta hasta el punto de sufrir espasmos. He desconectado los teléfonos, he arrancado las aldabas de la puerta y he roto el timbre. Tengo la constante sensación de sentirme vigilado. Me he esmerado en iluminar las estancias de modo que no quede ningún rincón a oscuras, en esos recovecos en penumbra quien sabe lo que podría esconderse. El horror más grande es no saber qué cosa nos lo produce. Hoy me he mirado en el espejo y lo que he visto me ha llenado de espanto. Mi imagen es la de un ser perturbado de ojos vidriosos, oscuras ojeras y piel macilenta. Entorno a mí ondula una aureola de muerte. Todo empezó hace unos días; primero fue un zumbido amortiguado a través de las paredes, luego fueron unos intermitentes...