EL BOSQUE
El bosque que trepa por la ladera de la montaña no tiene nombre ni tampoco el valle que deja a sus pies. Nadie menciona esos parajes ni hay camino hecho por el hombre que conduzca hasta ellos. Nadie se aventura en su verde profundidad donde se mueven luces extrañas y hay voces que susurran, confundiendo al viajero, que irremediablemente se pierde. Sobre el bosque flota una pátina de perversidad. Nada vive allí salvo plantas extrañas y árboles heridos que han adoptado formas repulsivas, como cadáveres contorsionados por una muerte repentina. Desde que sus raíces absorbieron la sangre que encharcó aquellas tierras, derramada en una antigua batalla, la vida en la floresta se derrama sanguinolenta. Las plantas palpitan como si un torrente sanguíneo corriera desde sus tallos hasta sus hojas, y las ramas de los árboles han crecido desmesuradamente trenzando en lo alto un techo, que ha encerrado al bosque en un recinto angustioso. Ciertamente, no es un lugar agradable para pa...