FATUM
FATUM Hace ya algún tiempo que me cuesta dormir; un miedo irracional transita por mi cuerpo, escarba en mi cabeza, y es tan pertinaz en su intención que ha destruido la cómoda rutina de mi vida. Cualquier ruido me altera, o mejor sería decir, que me exalta hasta el punto de sufrir espasmos. He desconectado los teléfonos, he arrancado las aldabas de la puerta y he roto el timbre. Tengo la constante sensación de sentirme vigilado. Me he esmerado en iluminar las estancias de modo que no quede ningún rincón a oscuras, en esos recovecos en penumbra quien sabe lo que podría esconderse. El horror más grande es no saber qué cosa nos lo produce. Hoy me he mirado en el espejo y lo que he visto me ha llenado de espanto. Mi imagen es la de un ser perturbado de ojos vidriosos, oscuras ojeras y piel macilenta. Entorno a mí ondula una aureola de muerte. Todo empezó hace unos días; primero fue un zumbido amortiguado a través de las paredes, luego fueron unos intermitentes...